La escultura ocupó un importante papel en la plástica oficial romana hasta el siglo II porque las decoraciones de interiores de los palacios y los templos eran fundamentalmente relieves escultóricos. Pero después, a partir del siglo III, los relieves dejaron paso a la pintura y entonces comenzó su esplendor.
Este cambio ocurrió en edificios públicos, porque en las casas siempre se prefirió la pintura, ya que era más económica y permitía un mayor realismo o crear ambientes y paisajes. En general las pinturas se realizaban al fresco y se protegían con una capa final de cera que avivaba los colores.
Los pintores romanos trataron todo tipo de temas como el retrato, los paisajes, los bodegones, las pinturas de costumbres, la mitología, e incluso las caricaturas. Y los procedimientos usados por los artistas romanos en pintura fueron la encáustica, el temple y el fresco. Sabemos que desarrollaron la pintura sobre tabla pero no nos han quedado restos conocidos, y por eso los más importantes son los de tipo mural al fresco.
La pena es que mayor parte de la pintura de la antigua Roma no sobrevivió, y los pocos ejemplos que nos quedan proceden de la ciudad de Pompeya. Estos frescos, quedaron preservados cuando la ciudad fue sepultadas por las cenizas de la erupción del Vesubio en el 79 d. C. A partir de esos hallazgos, los investigadores establecieron cuatro estilos de pintura mural pompeyana que se encontraban en las Domus:
Se distinguen cuatros corrientes pictóricas o estilos bien diferenciados:
Más tarde veremos los mosaicos!
Por lo general, las obras pictóricas romanas son imitaciones o variaciones de las griegas. Un elemento distintivo de la pintura romana es la técnica de manchas de color al temple. Con un estilo casi impresionista en los paisajes ya en esa época. La temática predominante es siempre realista, paisajes, personas o escenas míticas y bélicas.
Estilos de Incrustación, este estilo de pintura romana tiene origen helenístico. Se desarrolla desde mediados del s.II a.C. hasta principios del siglo I a.C., todavía en época republicana.
Es un estilo muy colorista, de aspecto muy suntuoso. El muro suele estar dividido en tres: un zócalo pintado imitando granito, una zona media imitando mármol y un remate a modo de cornisa realizada en estuco. Las paredes se pintaban imitando placas de mármol de colores, con molduras de estuco para enmarcarlos y que parecieran más reales, es un estilo copiado de los palacios helenísticos.
Estilo Arquitectónico: Se desarrolla durante el s.I a.C, en la época de César. Es llamado estilo arquitectónico porque imita no sólo revestimientos sino también arquitecturas. También es llamado “Estilo de perspectiva arquitectónica” porque busca profundidad y perspectiva. Ahora no solo se imitan los mármoles, también se simulaba columnas, ventanas y galerías.
Pretendían crear la ilusión de que las habitaciones se prolongaban en paisajes y jardines. A veces incluso que había personajes en esos espacio exteriores como pretexto para incluir escenas alegóricas. Esto hace que las estancias parezcan más grandes.
Se dan frecuentemente las ventanas y columnas, tras las que se puede ver edificios, y resulta más teatral, además, aparece el paisaje. En definitiva se trata de una pintura romana que tiende a la disolución del muro. Es un estilo ya de plena creación romana.
Estilo Mixto u Ornamental: Se dio entre el 27 a.C. hasta la mitad del s.I d.C, es decir, durante la época de Augusto y sus sucesores. Es un estilo mixto porque en cierta manera es una mezcla de los dos anteriores. Es un estilo menos real y más fantástico.
Las decoraciones se vuelve extremadamente fina y lineal y se pinta sobre fondos oscuros. El muro se usa igual que si fuera un retablo en el que se divide en espacios estilizados con elementos arquitectónicos y de orfebrería como si fuera una estructura en la que cada recuadro se cubre de colores planos con pequeños detalles y escenas independientes. Desaparecieron así los efectos especiales arquitectónicos pero al enmarcar la decoración daba la sensación de pinacoteca, aunque aún no existieran.
Se caracteriza por la representación de elementos ornamentales muy ligeros, apareciendo también edificios fantásticos, frisos con niños, elementos vegetales muy estilizados, figuritas de animales, de humanos también pero más pequeñas y delicadas, y pequeñas escenas mitológicas. Los colores son muy intensos.
Estilo Ilusionista o Escenográfico: Corresponde a la segunda mitad del siglo I a.C, y en él se acentuó de nuevo el interés por los espacios y la sensación de profundidad mediante el ilusionismo arquitectónico. Por eso se entiende como una complicación del segundo estilo, y se sintetiza con el tercero. Sobre paredes de colores planos, se abrían espacios con escenas naturalistas pero con las perspectivas más complejas y de efectos ilusionistas, como los decorados de un teatro. Por otra parte las figuras humanas empiezan a ganar mucho protagonismo e importancia, tanto que van a llegar a ocupar el nivel de la escultura.
Al margen de esta pintura hay que destacar la pintura de retratos pintados, que como vimos al final de la pintura Egipcia, en el Fayum, las momias se cubrían con unos retratos realistas espectaculares. Igualmente en Pompeya también se hacían esos retratos pero pintados al fresco.
Es el estilo más confuso. En él aparecen también escenas mitológicas, históricas, tiene un gran recargamiento decorativo, aparecen cortinajes y telones y cobra mucho desarrollo el paisaje. También aparece en la Domus Aúrea de Nerón y en la casa de los Vetii en Pompeya.
También hay frescos llamados por Vitrubio “Megalográficos”, que representan personajes de tamaño natural que componen escenas. Pueden aparecer arquitecturas para dar un mayor realismo. No hay muchos, pero sí de una gran calidad. Destaca “La villa de los misterios”, en Pompeya, de época de Augusto.
Después del s.I d.C. la pintura se limita a grandes masas pictóricas sin delimitar, con búsqueda de efectos claroscuristas con un gran detallismo en las representaciones, pero después se da una reiteración de los estilos pompeyanos. En el s.II encontramos muchos mosaicos y revestimientos de mármol sin compartimentación. En época de Adriano se hacen muchos estucados con pinturas geométricas y vegetales y pinturas con un sentido muy pictórico, con colores más claros y sfumato.
La pintura de caballete y los pequeños frescos también se dan. Los temas se enriquecen: historia, paisajes de distintos tipos, mitología, bodegón, vida cotidiana, animales y el retrato. El retrato se da desde el s.I a.C. pero es en el s.II cuando proliferan. Destacan los del Fayum, unos retratos funerarios en tela o en madera que están realizados con la técnica de la encáustica.
Otra manifestación pictórica característica fueron las escenas con mosaicos. En este caso, las imágenes se construían con pequeñas piezas de mármoles de distintos colores.
Los mosaicos, que curiosamente vienen de la palabra Musa, son obras artísticas hechas con teselas, que son pequeñas piedras o piezas de cerámica o vidrio, de colores. Se disponen como un puzzle creando una escena unidas sobre un lecho fresco de yeso, cal y polvo de arcilla.
El mosaico romano se consideraba como una pintura hecha de piedra. El mosaico es un arte paralelo a la pintura porque comparten temas y composiciones pero a diferencia de la pintura su perspectiva parece más falsa y forzada. Se hacían en todo tipo de superficies planas pero sobre todo en suelos y paredes, y pronto tuvieron tal calidad “pictórica” que se convirtieron en artículos de lujo.
Se vienen realizando desde el periodo minoico en la isla de Creta durante la Edad del Bronce, y también vimos en Mesopotamia algún resto. Pero no es hasta Roma que se desarrolló muchísimo la técnica, y no solo eso, si no que gracias una vez mas a los restos arqueológicos de Pompeya, tenemos bastantes ejemplos para poderlos estudiar.
El mosaico de Issos, también conocido como mosaico de Alejandro Magno, c. 325 a. C. hallada en la Casa del Fauno, en Pompeya.
El mosaico representa la batalla de Issos, en la que Alejandro Magno se enfrenta al último rey persa, Darío III, para capturarle o matarle. Se supone que este mosaico es una copia de un cuadro del famosos pintor Apeles, que pintó cuando Alejandro Magno aún vivía.
Es uno de los mosaicos más famosos de la antigüedad. La perspectiva es conseguida gracias a la disminución del tamaños de los personajes que están más atrás. A pesar de ser “una masa” de gente se consiguió una visión naturalista de la escena en movimiento, gracias a la disposición muy bien pensada de sus elementos como las lanzas en diagonal que aportan movimiento, y la multitud de hombres y caballos evocan el furor de la batalla. Al mismo tiempo, la acción se detiene debido a detalles dramáticos en primer plano, como los caballos caídos y los soldados persas del fondo que contemplan su propia muerte reflejada en un escudo.
El mosaico está hecho de aproximadamente un millón y medio de diminutas teselas, colocadas en curvas progresivas llamadas opus vermiculatum (te lo explico más abajo). Esta técnica permite un resultado inusualmente detallado y realista. Se debió de realizar para una residencia privada, y fue probablemente costeada por una persona o familia rica.
El mosaico romano se desarrolló tanto que surgieron muchas tipologías, dependiendo sobre todo del tamaño y la calidad de las teselas. Había mosaicos con las teselas naturales, encontradas una a una, pero también los había con teselas fabricadas en serie artificialmente. También dependiendo del tamaño de las teselas, de los dibujos y del lugar de destino del mosaico, los romanos daban un nombre diferente:
Los mosaicos en Roma se ponían en todos lados, pero sobre todo en los suelos como pavimentos. Para fabricar un pavimento hecho de mosaico los artistas romanos tenían que seguí una serie de pasos que con el tiempo se fueron perfeccionando. Tenían dos formas: directamente en el sitio donde iría finalmente o en un taller especial y se fabricaban en planchas que luego se instalaban.
Lo primero era diseñar la imagen no como una pintura sino pensada para ser cubierto con las teselas. Es decir, que tienen que ser más sencillas y esquemáticas en cuanto a perspectivas y claroscuros. Después de haber diseñado el cuadro se marcaban las divisiones por color y se dibujaba en una plantilla de papiro o en una tela.
Con la plantilla dibujada con sus parcelas divididas por colores se iban colocando las teselas siguiendo el modelo. Las teselas se colocaban dadas la vuelta, con la cara buena que se vería luego pegada a la plantilla. Cuando este trabajo estaba terminado ya se podía llevar al lugar definitivo de la colocación.
Pero antes de colocar las teselas había que preparar bien el suelo para recibirlas. Este paso era muy importante que requería experiencia y habilidad porque a veces había que alisar superficies muy grandes y a veces tenían que tener una ligera inclinación para facilitar el deslizamiento del agua hacia los sumideros. El suelo tenía que ser firme y estable pues una leve rotura de una sola tesela podía conducir a la degradación de toda la obra.