Mary Beale (neé Cradock)
Mary Beale nació el 26 de marzo de 1633 en Barrow, Suffolk, una pequeña localidad al noroeste de Londres. Era hija de John Cradock, clérigo y pintor aficionado que fue miembro del Gremio de Pintores Tintoreros de Inglaterra, y estaba familiarizado con artistas locales como Nathaniel Thach, Matthew Snelling, Robert Walker y Peter Lely, así que fue quien primero enseñó a pintar a Mary. Su madre, Dorothy, murió cuando ella tenía 10 años.
Con 18 años, Mary se casó con Charles Beale, un comerciante de telas londinense, con quien montó un estudio familiar en Londres, porque él también pintaba y ella se convirtió en retratista casi profesional en las décadas de 1650 y 1660, trabajando desde su casa, primero en Covent Garden y más tarde en Fleet Street.
Hacia finales de la década conoció a Sir Peter Lely, pintor de la corte del Rey Carlos II, y observando en su estudio, Mary desarrolló su técnica. En 1663 registró sus reflexiones sobre el acto de pintar. En su cuaderno de anotaciones titulado “Observaciones” describe paso a paso el proceso creativo y explica aspectos técnicos para pintar. Es el primer libro en inglés escrito por una mujer sobre el acto de pintar y una de las primeras piezas de escritura instructiva por una mujer artista.
En 1665 su marido perdió su trabajo como empleado de patentes y les llegaron dificultades económicas, que junto a la gran epidemia de peste en Londres, obligaron a la familia Beale a trasladarse a Allbrook, Hampshire, para vivir en una granja con un aserradero de madera que adaptó como vivienda para su familia y como estudio de pintura, y donde vivieron durante cinco años.
Ya en 1670, con 38 años, regresó a Londres y estableció su estudio en Pall Mall para ser retratista profesional, donde su marido trabajó como su asistente mezclando pinturas y llevando sus cuentas, el trabajo de Mary era el soporte económico del hogar. En el pico de su carrera llegaron a encargarle más de 80 obras al año. También tuvo estudiantes, muchas de ellas mujeres como Keaty Trioche y Sarah Curtis. La empresa fue un éxito y el matrimonio hizo un círculo de amigos destacados de la época, incluidos el poeta Thomas Flatman, Samuel Woodford, el Arzobispo de Canterbury John Tillotson y los obispos Edward Stillingfleet y Gilbert Burnet. Mary se reencontró con Peter Lely, quien era ahora Miembro del Tribunal de Justicia y artista exclusivo de Carlos II de Inglaterra.
Hacia 1680 disminuyeron los encargos, pero Mary Beale siguió pintando. Se dedicó a hacer retratos para mejorar su técnica (Beale notebook, 1681). En estos retratos se permitió experimentar, tanto con poses informales (Portrait of a Young Girl c.1681; Tate collection) como usando materiales alternativos para sus lienzos (Portrait of Charles c.1681; Manor House Museum, Bury St Edmunds). Algunos autores señalan que estos estudios informales están entre sus mejores trabajos, demostrando que cuando no dependía de las restricciones de los encargos relucía su individualidad como artista (Reeve, 2004).
Mary Beale fue una de las retratistas más destacadas del barroco inglés. Peter Lely, pintor de la corte del Rey Carlos II fue la mayor influencia en su obra de madurez, en especial sus retratos suelen ser copias o miniaturas de sus obras. La mayor parte de las referencias a su obra la describen como retratos de corte. Retrató a prominentes personajes de la época, entre ellos, clérigos y miembros de la aristocracia.
Sus lienzos típicamente presentaban tonalidades de marrón cálido y un uso de marco de piedra en trampantojo, como se puede observar por ejemplo en el retrato de Lady Twisden (1677; Manor House Museum, Bury St Edmunds).
Uno de sus hijos, Bartolomé, murió joven. Su segundo hijo, también llamado Bartolomé, se dedicó a la pintura antes de convertirse en médico. Un tercer hijo, Charles Beale también fue pintor y se especializó en la creación de miniaturas. Los problemas económicos de la familia no se solucionaron pese a la popularidad de Mary como retratista debido los grandes gastos en la compra de materiales y obras de arte y los gastos que implicaba atender a sus numerosos invitados y patrocinadores. En los últimos años de su carrera la pintora experimentó con soportes más económicos, que incluían bolsas de cebollas, por ejemplo, y Charles realizó un detallado registro de estos experimentos y del resultado obtenido con los nuevos soportes e imprimaciones.
El estilo de retrato de Corte comenzó a perder popularidad y la clientela de Mary se redujo considerablemente hacia 1680, viendo reducidos sus encargos a un promedio de 39 anuales. En el tiempo que no trabaja en algún encargo, Mary practicaba realizando pequeños estudios. Utilizó varios técnicas, que incluían el óleo, la acuarela y los pasteles. Trabajó hasta el año de su muerte, en 1699. Su hijo Bartholomew pintó retratos antes de dedicarse por completo a la medicina y Charles se dedicó a la pintura, especialmente de miniaturas. Mary Beale está enterrada en St. James, Piccadilly. Su marido murió en 1705.
“En 1663 Mary Beale registró sus pensamientos sobre cómo pintar albaricoques. Declaración de Beale, Observaciones de MB, es el primer texto conocido en inglés sobre el acto de pintar escrito por una artista femenina. Es aún más notable por haber sido escrito en un momento en que la convención esperaba que las mujeres casadas fueran respetuosas, modestas y virtualmente silenciosas. Este manifiesto con monograma es cualquier cosa menos modesto: es un ejemplar autoritario que otros deben seguir, y representa la aceptación implícita de Mary de su lugar en una herencia artística compartida y una participación en su propio legado para el futuro. Aunque era una artista practicante en la década de 1650, no fue hasta 1670 que Beale se convirtió en retratista profesional cuyo trabajo apoyaba a su familia. Para encontrar una audiencia y evitar acusaciones de impropiedad, Mary creó una persona pública adecuadamente virtuosa utilizando textos, pinturas y amistad como sus herramientas. Observaciones – aquí, junto con otros textos de Beale y autorretratos que abarcan los años 1659 a 1681 – forma parte de una autobiografía oblicua y se lee como una declaración de intenciones codificada en lo que parece ser información técnica inocua.”
Sara Rubayo
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